[NUEVOS TANGOS] ORQUESTA TÍPICA FERNÁNDEZ FIERRO

Le tango no es una lengua muerta

En Europa está bien instalada la idea de que el tango es una música muerta, lo mismo que hay lenguas muertas. Una especie de pieza de museo, que de vez en cuando desempolvamos y exhibimos respetuosamente, antes de guardarla de nuevo en su vitrina con mucho cuidado. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: el tango continua evolucionando y desarrollándose hoy en día, y sería una pena no explorar todo lo que puede ofrecernos. Y eso es precisamente lo que intento hacer con este blog: llevaros de vez en cuando a dar una vuelta por las orillas del tango actual.

¡Sin embargo, no es nada fácil ahuyentar los clichés! Voy a reproducir aquí una conversación típica que ya he tenido más de una vez. Imaginad: Sicilia, 1930… (¡perdón, es broma! Eso sí, no intentéis pillarla si tenéis menos de 40 años). Ahora en serio, imaginad: estamos en una fiesta y un amable desconocido o una simpática desconocida se me acerca con la intención evidente de entablar conocimiento. Una vez hechas las presentaciones, se impone la pregunta de rigor:

– ¿Y a qué te dedicas?

Veo la oportunidad de hablar de algo que me apasiona, y me abalanzo sobre ella:

– Soy cantante. Tengo un grupo de música.

– ¿En serio? ¡Qué maravilla!

En los ojos de mi interlocutor se enciende una lucecita de entusiasmo mezclada con una pizca de envidia.

– ¿Y qué clase de música haces? ¿Pop, rock, folk… ?

– Tango argentino.

– Ah…

La lucecita se apaga. Vacío sideral. Perplejidad y desconcierto. El amable desconocido o la simpática desconocida se estruja las meninges buscando algo que decir, mientras veo desfilar en sus pupilas toda una galería de imágenes: blanco y negro, bailarines engominados vestidos de frac, pilas polvorientas de vinilos viejos, músicos septuagenarios, compositores muertos… Vamos, la vetustez en carne y hueso.

Confesadlo, digo tango y lo que se os viene a la cabeza es esto.

– Ah, qué interesante…

Resisto como puedo las ganas de gritarle ¡No es lo que te imaginas! y de embarcarme en una explicación sobre la contemporaneidad del tango a golpe de vídeos sacados de Internet con mi móvil. Como soy una persona bien educada y no aturdo a los desconocidos en las fiestas con explicaciones sobre el tango, controlo mis impulsos y la conversación deriva por sí misma hacia otros temas.

Pero como vosotros estáis leyendo este blog asumo que algún interés por el tango sí que tenéis, y a partir de ese punto me siento autorizada para aturdiros con mis explicaciones. Así que si queréis acompañarme, os contaré como conocí a uno de los grupos precursores de la renovación del tango: La Orquesta Típica Fernández Fierro.

Una noche con la apisonadora del tango

Durante mi segunda estancia en Buenos Aires tuve la suerte de coincidir con mi amiga Michi. Hace tiempo que Michi está instalada en Europa, pero tanto da: a pesar de los años y de la distancia, sigue siendo lo que siempre ha sido, una porteña de la cabeza a los pies, nacida y criada en el barrio de Almagro.

– ¿Esta noche quieren venir a escuchar tango ?

– ¡Claro!

– Los voy a llevar a un sitio que no está en las guías.

Efectivamente, el sitio al que nos llevó aquella noche, en la calle Sánchez de Bustamante 772, no figuraba en las guías turísticas. (Cuidado, que hablo de 2013. ¡Desde entonces, la Fernández Fierro ha recorrido tanto camino que hoy está incluso en la página oficial de turismo de la ciudad de Buenos Aires!).

Total, que allí estábamos, en el número 772 de Sánchez de Bustamante, esperando con un frío peludo delante de lo que parecía ser un viejo hangar abandonado. Pagamos nuestras entradas, y apartando una pesada cortina negra pasamos a una enorme nave con el techo de uralita (un antiguo taller mecánico, como supe después), lleno de polvo, mesas y sillas desaparejadas. Parecía claro que la única calefacción con la que íbamos a contar esa noche nos la iba a proporcionar el alcohol. Otras cuantas sillas colgaban del techo, a modo de decoración, completada por una serie de dibujos de distinto tipo y procedencia pegados a las paredes. Al lado izquierdo de la sala, la escena montada bajo los proyectores indicaba que iba a tener lugar un concierto. A la vista del local, jamás habría dicho un concierto de tango, pero esa noche tenía la suerte de contar con una guía porteña, así que la seguí sin hacer preguntas. Después de una hora larga de espera, durante la cual intentamos calentarnos a base de Quilmes, se apagaron las luces y nos encontramos en la oscuridad más absoluta. Silencio. Y luego, el encuentro con la apisonadora del tango.

La expresión no es mía, es del periodista Marcelo Pavazza, que en 2008 publicó en el diario Crítica de la Argentina un artículo dedicado a la Orquesta Típica Fernández Fierro, titulado «Una noche con la apisonadora del tango». La imagen le va como anillo al dedo, porque la Fernández Fierro es una verdadera apisonadora: luces agresivas, un sonido duro, en bloque, saturado, y en cuanto a las letras, una crítica social implacable construida mediante imágenes oníricas. Todo ello con el look de un grupo de rock o de punk. Durante una hora los músicos empalmaron una canción tras otra sin darle tregua al público, y durante una hora tuvimos la impresión de estar todo el tiempo arriba, en el paroxismo de algo. Cuando se apagó la última nota volvieron a encenderse las luces, y nos hizo falta un rato para recuperarnos del K.O. ¿Qué es lo que acabábamos de escuchar? ¿Era tango, eso? Sí, ¿no? ¿Qué otra cosa podía ser?

¿Pero estos de dónde han salido?

Para entender este tipo de tango, antes que nada hay que ponerlo en contexto. La Orquesta Típica Fernández Fierro nació en 2001. Sus integrantes pertenecen a una generación que viene del rock, pero que creció con el tango como música de fondo. Cuando vuelven al tango, lo hacen con las influencias del rock y del punk. Como ellos mismos explican, en una entrevista para el programa Encuentro en la cúpula, lo que buscan es comunicar con el público de hoy. Y esta comunicación solo puede hacerse a través de los códigos actuales, los de sus contemporáneos, no los del tango de los años 50. Esta modernización de los códigos con los que operan se hace evidente en la música, en la puesta en escena, y por supuesto, también en las letras: uno de sus principales objetivos es resignificar las letras, para que sean reflejo de la sociedad argentina actual, muy alejada de la de los malevos y compadritos de los tangos clásicos.

Cuando la Fernández Fierro comenzó su andadura, el tango era una música en decadencia. No había muchos grupos nuevos de tango, y todavía menos formados por jóvenes que quisieran hacer algo diferente. Con el objetivo de montar un grupo de tango que ellos mismos tuvieran ganas de ir a escuchar, comenzaron a experimentar, buscando un tango que los representara estéticamente. Lo que significa con influencias de músicas con las que ellos se identificaran, como el rock o el punk. Este deseo de acercar el tango a su universo musical se manifiesta también en su identidad visual en escena, con agresivos juegos de luces y una amplificación extrema del sonido – cosas que se hacían desde hace mucho tiempo en otros géneros musicales como el rock, pero que no se habían hecho nunca en el tango.

Si la montaña no va a Mahoma…

Los comienzos no fueron fáciles, y hubo que ir a buscar al público a la calle. Una de las anécdotas que cuentan ilustra a la perfección lo que las nuevas generaciones pensaban del tango en los años 90: una vez tenían que tocar en una milonga, y cuando faltaban solo veinte minutos para empezar no había venido absolutamente nadie. Como no tenían público, decidieron salir a buscarlo a la calle: ¡Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña! Sacaron los instrumentos y tocaron en la acera, y al hacerlo descubrieron que sí había un público dispuesto a escucharlos, un público incluso muy receptivo. Si hasta entonces no habían conseguido captarlo, era debido a la existencia de un prejuicio que hacía que los jóvenes salieran corriendo ante la sola mención de la palabra «tango». Esos mismos jóvenes que, después de haberlos escuchado en la calle, venían a felicitarlos y preguntaban: «Está bárbaro, ¿dónde tocáis?»

De la mano de los clásicos

A pesar de esta búsqueda de modernidad, los clásicos no están muy lejos. De hecho, en sus comienzos, la Fernández Fierro intentaba reproducir el sonido de la orquesta de Osvaldo Pugliese entre los años 50 y 70, aunque siempre teniendo claro que ese sonido era solo un punto de partida a partir del cual crear algo diferente. Los instrumentos que utilizan también los enmarcan en el universo del tango clásico: nada de batería, ni de sintetizador, ni de guitarra eléctrica. La Orquesta Típica Fernández Fierro es, como su nombre indica, una orquesta típica. Este término no es arbitrario, sino que designa la formación característica del tango, establecida en los años 20, y formada por bandoneón, piano, contrabajo y cuerdas. ¡Es impactante darse cuenta de que el sonido súper contemporáneo de la Fernández Fierro lo produce la misma formación, instrumento por instrumento, que hubiera podido usar Canaro en los años 20!

Este señor tan simpático es Osvaldo Pugliese

De Pugliese también han tomado el modelo de gestión de la orquesta, organizada en forma de cooperativa independiente y autogestionada. Las decisiones se toman de forma comunitaria y el reparto de tareas entre todos sus integrantes permite que se lleven a cabo actividades muy variadas: producir los discos, grabarlos, venderlos, gestionar la sala de conciertos, la emisora de radio…

Club Atlético Fernández Fierro y Radio CAFF

Ah, sí, un pequeño detalle que casi se me olvida: en la actualidad la Orquesta Típica Fernández Fierro también tiene un local (con nombre de club de fútbol), el Club Atlético Fernández Fierro (CAFF) y una radio en línea, Radio CAFF, de la que hablaremos en otra entrada. Ambas están animadas por una misma filosofía en su programación: convertirse en una vitrina del tango actual. Tanto la sala como la radio programan a los grupos que hoy en día están creando el tango contemporáneo. Porque aunque cuando empezaron, al comienzo de los años 2000, estaban solos, las cosas han cambiado mucho. Poco a poco, a lo largo de estas dos décadas, la escena del tango contemporáneo ha empezado a poblarse de nuevos protagonistas: Alfredo «el Tape» Rubín, La Chicana, 34 Puñaladas, el Cuarteto la Púa… Artistas y grupos que se alimentan y se influencian entre ellos, y que hoy forman un ecosistema musical lujuriante.

Una orquesta nunca es algo inmutable, y los integrantes de la Orquesta Típica Fernández Fierro han ido evolucionando a lo largo de los 19 años transcurridos desde su nacimiento. Algunos de sus miembros fundadores han permanecido a lo largo de todo este tiempo, como Yuri Venturín (contrabajo) o Santiago Bottiroli (piano). La voz del grupo también ha ido cambiando, pasando a lo largo de los años por tres cantantes: primero Walter «el Chino» Laborde, luego Julieta Laso, y en la actualidad Natalia Lagos.

En cuanto a su discografía, a lo largo de sus 19 años de carrera han grabado siete discos: Ahora y siempre (2018), En vivo (2014), TICS (2012), Putos (2009), Mucha mierda (2006), Destrucción masiva (2003), y Envasado en origen (2002).

En ellos se puede observar una clara evolución desde lo clásico hacia lo contemporáneo, tanto en el tratamiento de los temas como en su repertorio: su primer disco, Envasado en origen, estaba íntegramente formado por tangos clásicos (Di Sarli, Expósito, Arolas, Gardel, De Caro…) pero en los siguientes empiezan a incluir composiciones de Yuri Venturín y de otros músicos argentinos actuales, como Alfredo Rubín. Esta tendencia se va afirmando con el paso del tiempo, y a partir de su cuarto disco, en 2009, ya solo grabarán composiciones originales.

Voy a terminar aquí, ¡porque me parece que por esta vez ya os he aturdido bastante! Espero haber conseguido despertar vuestra curiosidad lo suficiente como para daros ganas de escuchar más. Me interesa saber vuestra opinión sobre esta orquesta, así que si os apetece no dudéis en dejarme un comentario. Soy consciente de que la Orquesta Típica Fernández Fierro no es para todo el mundo. Personalmente, es uno de mis grupos de tango contemporáneo favoritos, pero entiendo que muchas personas no conectarán con su propuesta, que puede parecer demasiado agresiva desde el punto de vista del tango clásico. Sin embargo, tienen el enorme mérito de haber rescatado el tango del panteón de las músicas muertas, y de haberse apropiado de él para devolvérselo a los jóvenes. Gracias, entre otros, a la Orquesta Típica Fernández Fierro, el tango ya no es una lengua muerta y ya solo por esto merecen agradecimiento eterno.

Concierto integral, auditorio Ibirapuera, São Paulo 2010

Para profundizar
  1. https://fernandezfierro.com/
  2. https://caff.com.ar/
  3. Entrevista con Yuri Venturín y Julieta Laso en el programa Encuentro en la Cúpula : http://encuentro.gob.ar/programas/serie/8925/8934?
  4. La historia del tango. Tomo 20. Siglo XXI, 2ª parte. Guillermo Gasió (ed). Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 2011 (pp. 3973-3081).
  5. La frase «El tango no es una lengua muerta» es una guiño a la entrevista concedida por el bandoneonista Rodolfo Mederos en 2006 al periódico La Voz, en la que afirmaba que el tango era una lengua muerta. Esta declaración provocó una fuerte polémica: http://archivo.lavoz.com.ar/Nota.asp?nota_id=31525&high=rodolfo

¿Queréis que os avise cuando se publique un nuevo artículo en el blog? 

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